26 mayo 2005

interinactividad

Cinco días enteros sin conectarme a internet me hicieron recordar que el messenger no es exactamente una necesidad biológica, pero de que uno se acostumbra... se acostumbra. Leer los diarios, ver noticias ñoñas, escuchar radio on-line y cosas por el estilo es parte de un día medianamente normal para mí; y aunque dicen por ahí que la "adicción" a la TV ha sido ampliamente superada por la adicción a internet está claro que para llegar a niveles patológicos hay que ser harto nerd, convengamos en eso aunque me digan que estoy muchas horas conectadas, en mi defensa puedo decir que trabajo casi exclusivamente en el PC e internet, es inevitable. El asunto es que éste en particular necesitaba una revisión técnica (y unos cuantos "tatequieto!") y ése fue el motivo de la para (y de la "pana"), después de unos buenos combos y "patás en l'hocico", como dice un amigo, la cosa parece andar un poco mejor aunque ya está más obsoleto que billete de quinentos (tengo uno dignamente enmarcado en mi pieza en todo caso, nunca tan despectivo, gracias Titín por el obsequio, otro día incluyo el "testimonio gráfico") pero así y todo me gusta mi PC, no importa que lo ocupe Fulano, Mengano, Pamela y Feña; es como la polera regalona que uno no quiere botar y que hay que andar escondiendo antes de que algún cercano con vocación de asesor de imagen la tire por ti.
Mi PC será lento, viejo, chico, feo y todo lo que quieran mis amigos técnicos e ingenieros, que siempre manifiestan un grado considerable de devoción a los "tarros", pero me gusta, me imagino que fuera como mi máquina de escribir.
Este fin de semana voy a tratar de ponerle algunas cosillas para que ande un poco más rapido, y si cae uno nuevo por ahí tampoco me molestaría, pero creo que lo voy a seguir usando un tiempo; por ahora, retomo la escritura de burradas aquí en el blog... no lo mencionaría si no me hubiese parecido extraño estar varios días sin "decir" nada, pero como en mi primer posteo ni mencioné que era el primero, ahora me tomo la licencia y digo que continúo. Erf!.

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