Durante el partido amistoso entre Alemania y Dinamarca se accionaron accidentalmente las regadoras automáticas de la cancha del estadio, el partido se suspendió algunos minutos hasta que los técnicos del recinto llegaron a solucionar el problema.
Se hacen inevitables, entonces, las comparaciones entre los imprevistos que pueden afectar un partido en sudamérica y los que ocurren en Europa:
Nunca ocurrirá en Europa, habitualmente en Sudamérica:
- Un corte de luz por falta de pago o falla técnica. Incidente habitual en canchas chilenas y, sobre todo, trasandinas.
- La irrupción de un perro en la cancha. Típico de los estadios porteños, vaya uno a saber por qué. Ejemplo frecuente: Sausalito.
Difícilmente ocurre en Europa, a veces en Sudamérica:
- Que arrojen proyectiles en la cancha. A este lado del mundo somos un poco más temperamentales, ya sea con el rival como con nuestro propio equipo. La mayor parte de las veces caen monedas, pilas, frutas de la estación y botellas (baste recordar la suspensión del estadio Monumental el año pasado). En Europa esta práctica es menos frecuente y supone una inversión mayor; cojines y bengalas son los preferidos por las hinchadas más exaltadas.
Habitualmente en el viejo continente, rara vez por estos lados:
- Que un hincha salte a la cancha a abrazar o hacer reverencia a su ídolo. Objeto frecuente de estos reconocimientos es Ronaldinho. En Sudamérica en cambio, si un hincha entra a la cancha es para agredir a un rival o incluso para empapelar a garabatos a un jugador del equipo por el que hincha.
Finalmente, ¿qué tendría que ocurrir para que algo como lo de hoy suceda en un estadio sudamericano?. Dado lo precario de las insalaciones por estos lares, la única opción de ver un repentino regado de cancha sería que un jardinero llegara con la caña y tosudamente agarre una manguera y largue el agua, de otra forma es imposible.
