el corte de cinta

La Gomezita (apodo familiar de mi mamá y, sí, lo escribo con z a propósito) es de esas personas que siempre están en el lugar preciso, cae parada en todos lados y no hay gestión que no le resulte; por eso se toma naturalmente las "casualidades" como las del otro día.
Haciendo fila en el banco (en Punta Arenas) se encontró con una de sus tantas conocidas de cursos de manualidades o alguna cosa así, y la invitaron a una exposición de CEMA Chile ("manga de viejas momias" según la Feña) en una escuela cerca de mi casa. Ella, casi exageradamente puntual como siempre, partió pasadas las 10 de la mañana del sábado y la recibió un par de señoras en uniforme azul, como con capa y bien arregladitas, la tomaron de un brazo y la llevaron hasta una sala grande donde habían servido una mesa gigante con un cóctel.
Dale con buscar la exposición y nadie le preguntaba nada, tampoco conocía a nadie pero la atendían como reina y al poco rato habían enfilado todas las viejas hacia otro lugar donde había un cura oficiando una ceremonia, muchas señoras que la saludaban como si fuera no se quién y mientras más se persignaba el resto, más vergüenza le daba de estar casi en primera fila; si hasta la tijera pasó a un par de manos para el corte de cinta y de hecho le regalaron un trocito de recuerdo. De no haber sido por la mamá de Chito Barrientos que andaba por ahí y con quien conversó, capaz que hasta el brindis le hubiese tocado ofrecer.
El broche de oro fue la cantidad de souvenirs que le dieron agradeciéndole por su distinguida visita a la inauguración aunque nosotros sigamos preguntándonos cómo es que llegó a estar ahí.