- ¿Qué haces? - Pregunta Macalister al pasar y sin mayor preocupación, fiel a su costumbre.
- Pensando si me tiro o no - Respondo sentado abrazando mis rodillas al borde del puente.
- ¿Y por qué no?
- Es que estoy cansado y después voy a tener que subir de nuevo... quiero, pero no me animo.
- Buh... yo que tú me tiraba... imagínate cómo te vas a lamentar si no lo haces. Y el agua está tan piola allá abajo, no se qué esperas.
- Es que por mi me lanzo, ¿pero y después? mi lado racional me dice que no me conviene.
- ¿Y desde cuando tan racional?
- Si sé... es que...
"¿Sabí que más?" alcanzo a escuchar cuando me da el más suave, y a la vez infalible, empujón que he recibido. Alcanzo a mover los brazos un poco antes de caer al agua, chapoteo un rato como de pura alegría, juego, doy unas vueltas y justo cuando empiezo a disfrutarlo me acuerdo que tengo que salir y volver arriba para seguir en lo mío; lo hago, sin embargo, son una sonrisa de satisfacción por no haber intentado equilibrarme cuando aún podía hacerlo.
16 noviembre 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario