02 abril 2006

mitos y leyendas familiares

Parafraseando a GGM, la vida no es lo que se vive, sino lo que uno recuerda y cómo lo recuerda para contarlo; pero partamos aclarando que yo soy de los que le gusta corroborar hasta los últimos detalles, incluso disfruto a "los cazadores de mitos" del Discovery Channel; así y todo, hay historias familiares cuyos relatos, dignos de la mejor tradición oral, son simplemente insuperables.
Contaba la historia que un buen día hace un par de décadas el plantel profesional de Colo-Colo hizo algo así como una pre-temporada por el sur de Chile. Uno de los pueblitos que visitaron para enfrentar al equipo local (lleno de corazón y garra, pero no mucho fútbol) fue Pilpilco, extinto pueblo minero de la Provincia de Arauco.
La cancha (o estadio, nisiquiera eso sé) se llenó de una manera impresionante aunque el partido fue un mero trámite para el equipo albo que con mucha comodidad convirtió 4 goles y su arquero, el inolvidable Adolfo Nef, sólo recibió un descuento celebrado a grito pelado entre embarrados abrazos, ¿el goleador? mi tío Chito Gómez.
Eso hasta que alguna vez su hermano Olsvaldo quiso amargarme el mito familiar, insinuando que el gol pudo no haberlo marcado él sino su suplente (aunque la memoria le fallaba para saber con certeza si sí o si no). Yo decidí dejar la historia como me gustaría que hubiese sido (y ojalá lo haya sido)... que Chito le haya hecho el gol a Nef aunque sea de rebote en la canilla y que no haya más estadísticas que los borrosos recuerdos de familiares y amigos.
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¿Algunas otras historias familiares que no pienso aclarar nunca? (ni para mí, ni para el resto, por favor no insista). Paso a enumerar:
- Cuando los tíos-abuelos Gómez bajaban al pueblo luego de cobrar, cerraban alguna cantina para tomar tranquilos... los caballos quedaban dentro del local.
- Adolfo Aguilera (o pudo ser Rojas) le coció a sangre fría, con aguja de coser y pita, el labio inferior a Rosamel Gómez, luego de que éste recibiera una paliza en franco estado de intemperancia.
- Mi viejo era el arquero titular en las inferiores y juveniles del Audax Italiano, pero siempre terminaba jugando el suplente porque mi abuela quería que estudiara y lo iba a buscar al mismo borde de la cancha.
- Pamela desarmó completamente y volvió a armar como si nada un reloj de quarzo y una máquina fotográfica como a los 3 años.

1 comentario:

Aurora dijo...

felicidades a pamela por la hazaña..increible la verdad.
atroz por el pobre tipo al que le cocieron el labio, me llegó a doler mentras leía!

 
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