13 octubre 2006

hijo

Si los testimonios de cómo una persona llegó a conocer al Señor pudieran dividirse en dos, probablemente serían:

1. Quienes nunca en su vida pescaron a esa persona que les hablaba de Dios y vivieron como les dió la gana... incluso siendo "buenas personas", intachables o bien con muchos problemas hasta que llegó el momento de la vida en que, ineludiblemente, se encontraron con la decisión de seguir igual o enrielarse en los caminos del Jefe.

2. Quienes nacieron en un hogar cristiano, siempre fueron a reuniones y ya está.

A mí me ocurrió lo segundo, pero creo que un testimonio no puede quedarse simplemente en eso. Es imposible que en algún momento de la vida uno no reflexione y diga algo así como "mmm... no estoy haciendo las cosas bien", al menos hay que caer en la cuenta que una vida así muy probablemente esté llevada por una sana costumbre de vida y vocabulario cristiano; o derecha y más crudamente... religiosidad.
¿Ha tenido realmente un encuentro con Dios quién nunca se ha arrpentido de nada? El que asegura que siempre tuvo una buena relación con Dios, ¿es su hijo o su nieto? Es importante hacer la diferencia entre mi relación con Dios y la de mis papás, la de mi familia, la de mis cercanos porque sin ser algo que conlleve mérito (la vida eterna es por pura gracia de Dios) la decisión de reconocer que Jesús es Señor es algo netamente personal, una instancia en que uno se da cuenta (por fin) que, pese a la creencia popular, ninguno de nosotros nació buenito, ni siquiera uno.

1 comentario:

Gris dijo...

estoy pasando por un momento tan dificil en mi vida,....y me arrepiento tanto de lo que hice, sin pensar, por dejarme llevar que necsito que Dios entre en mi corazón y me de paz....

me llgó mucho este post

 
Alfonso Levet 2010. Algunos Derechos Reservados Alfonso Levet. Blog alojado en Blogger Plantilla creada por Deluxe Templates.