21 enero 2010

El (verdadero) fin de la Transición

Aunque Ricardo Lagos pretendió cerrar simbólicamente los procesos de "transición hacia la democracia" (ésa es la frase completa) con gestos como la reapertura de Morandé 80, es ahora que el electorado ha entregado el gobierno a la derecha que se puede decir que se comienza a dar vuelta la página.

Me parece improbable que en las próximas elecciones presidenciales, la Concertación (o lo que fuere que represente a la centro-izquierda para entonces) saque a colación hechos puntuales o estadísticos del gobierno militar porque tendrá al gobierno de Piñera como un referente más cercano al cual buscarle defectos.

El "traspaso" del mando hasta ahora sólo ha significado que cambian personeros de un mismo sector.
En un ejemplo extenso y un tanto burdo pero didáctico, hasta ahora ha sido como cuando uno arrienda una cabaña para descansar y el propietario muestra las instalaciones en un diálogo relajado y en el que ambas partes muestran auténtica cordialidad. Ahora en cambio, será más bien como cuando un arrendatario debe dejar la casa un día y los nuevos arrendatarios llegan al día siguiente. Ambas partes estarán pendientes de no ser responsabilizados de más de lo que se puede asumir.

Cuando anteriormente se ha dicho que el traspaso del mando ha sido ejemplar y bla bla, es una exageración, ha sido algo "entre compadres". Ahora serán el extemporáneo Pérez Yoma con el desagradable Hinzpeter quienes deberán coordinar todo.
En esta oportunidad se verá si la clase política es realmente capaz de trabajar en conjunto para hacer de ese día algo especial, sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora hace presumir que será necesario un esfuerzo extra.

Ésta probablemente haya sido la última ceremonia complicada.

Tragicómicas han sido las reacciones de la Concertación tras perder las presidenciales.
Desde personalidades (como Delfina Guzmán) al borde de las lágrimas planteando una cuasi catástrofe de la democracia hasta las juventudes PS y DC tomándose sus respectivas sedes de partido simplemente porque nunca antes habían perdido (esa parte de la democracia no se las explicaron) y no saben cómo reaccionar.

Además de lo anterior, la impaciencia impidió que los concertacionistas dejen que las cosas decanten y en cambio todos parecen querer ser el refundador de la centro-izquierda si no es que gritan pidiendo por cabezas rodando. Sea Bowen fundando un movimiento ciudadano con un discreto respaldo del ex Presidente Lagos, el mismo Lagos dando un discurso tras reconocerse la derrota o MEO dando palos de ciego tras tirar por la borda todo lo hecho durante 2009 y apoyar al ahora derrotado "candidato del 29%).

En la vereda del frente la cosa tampoco es muy auspiciosa. La nula experiencia de ganar elecciones hizo reaccionar a los simpatizantes derechistas con la misma euforia con que un equipo chico levanta una copa de vez en cuando. Además, expresiones como "ya estaba bueno", "por fin" y otras similares denotan un hasta ahora oculto desprecio por los anteriores procesos democráticos, porque finalmente es el electorado quien ha decidido (casi) siempre.

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